Blog de danza y otras cosas de Yolanda Vázquez

Categoría: Coreografías

Quien lleva danza mece y acumula

El Cuaderno trae en junio una cascada de letras (haikus), que si las ves caer al suelo hacen montón. Se acumulan. Eso mismo le pasa al Carmina Burana de Mauricio Wainrot, un coreógrafo que hizo un ballet contemporáneo ligado por dentro y por fuera a la cantata de Orff.

Pongo aquí el enlace para quien quiera entrar. Se titula Danza acumulada y está en la página 26.

 

Extracto de Carmina Burana. En youtube por Jesús Pietropaulo. 4 / 11 / 2009.

 

 

[youtube=http://www.youtube.com/watch?v=v6X9uGISV_s]

 

 

Si alguien decide seguir leyendo, también hay un texto sobre la Compañía Nacional de Danza (CND) que vendrá a Oviedo con el Romeo y Julieta del madrileño Goyo Montero. Antes que nada, danza. Páginas 25 y 26.

 

 

 

 

 

Leyendo ballet con Shakespeare, Prokofiev y MacMillan (II)

Pero he de contaros unas cuantas cosas antes y, para desbrozar el camino, tengo que hablar un minuto de Kenneth MacMillan y de su Romeo y Julieta, una creación de 1965, cumbre del ballet  clásico del XX.

MacMillan es un peso pesado de la danza y hablaremos de él en alguna otra ocasión y con más amplitud. Como se merece. Aunque siempre haya brillado por detrás de los Balanchine, de los Tudor o de los Ashton, tuvo una muerte muy lírica, igual que lo fue su vida, azarosa y complicada. Se le halló muerto entre bastidores mientras se representaba otro de sus hitos, Mayerling. Fue siempre segundo, nunca primero, y la crítica nunca le trató bien ni comprendió su trabajo. Era demasiado explícito en lo sensorial, y en esos años (los 50 y los 60 del XX) los críticos se refugiaban mucho en el canon y poco en la proyección de la creatividad; vamos, que no eran del todo libres.

Si fascinan sus ballets, es porque están extraordinariamente bien coreografiados; cada paso adquiere pleno sentido para la lectura y va en el orden perfecto respecto a la música y la progresión de la partitura. Es como si a los bailarines se les pusiera el traje ideal, sin una sola costura, sin un tirón, elástico: piel emocional. Porque él hizo mucho en este sentido, mucho: rompió con la bailarina y su tutú de margarita y la vistió etérea, transparente; le preparó un vestido que permitiera envolverla en sexualidad, una especie de combinación interior que dejara entrever el encanto de la piel y la curva de sus proporciones. Gracias a ello sus pasos a dos se convirtieron en volúmenes bailados, asimétricos y oxigenados; llenos de vigor y de danza expresada, aunque lo que se aborde sea dramático. Un prodigio.

Y lo que MacMillan creó con Romeo y Julieta no tiene comparación, en lo sensual y en lo dramático, con nada; rozó ese borde tan sentimental que al espectador le reconforta tanto como le conmueve. Su danza se colma de una belleza raramente superable y la apariencia del movimiento converge con su fondo: en este caso son lo mismo. Clásico neoclásico, neoclásico clásico, danza y teatro bailado; en esos márgenes se mueve quien pensó que el amor de Romeo y Julieta podía ser de esta manera y que debía bailarse con una sensación de credibilidad y de plenitud, como si en realidad el mundo no existiera. Y algo así es lo que escribió William, ¿no? Sin duda alguna, un ballet sin código de barras, ni fecha de caducidad.

Y una vez llegados aquí hay que referirse, aunque sea sólo un instante, a Serguei Prokofiev, un creador indiscutible, con un estilo musical único, que entendió como muy pocos qué es hacer música para ballet, aunque con ello le añadiera verdadera dificultad y lo llenara de continuos cambios de melodía y ritmo. La obra es de 1936 y se hizo famosa gracias al ballet. Este ruso de mucha música –tanta, que hay que llenarse de emoción para bailarla– se empecinó en sacar adelante esta obra, pese a que fue rechazada por dos compañías e, incluso, por los propios bailarines. Tardó dos años en estrenarse, aunque al final tuvo buena acogida. Luego se convirtió en un hito de la danza. Personalmente siento debilidad por toda su obra y una gran admiración por él.

Ángel Corella & Alessandra Ferri

Corella y Ferri se entendieron muy bien en los roles de Romeo y Julieta, y eso que se llevan doce años de diferencia. No hay más que verlos. Se buscan y se encuentran para contárselo todo con una ligazón de tal calibre en el encadenamiento de la secuencia de pasos que sorprende y conmueve por su soberbia explicitud. Él es un hombre que gira de puro contento (3:15 – 4:10) y ella parece que todo lo tintinea (7:11 – 7:26); lo hacen lindo, literalmente acunado, protegiéndose y protegiéndolo. Hay varios momentos en los que se ve esto: ella, albergada en su cuello, es mecida (4:30 – 4:49) y luego flota como si fuera un pez (6:30 – 6:40). Y todo rezuma alegría, ternura y juego; juego como inocencia, lleno de sinceridad adolescente. Con magia.

Es un paso a dos cargado de maravillosos tour de promenade (giros de la bailarina ayudados por su partenaire) y de magnificados portés (elevación de la bailarina) que parece que de una sola pasada abrazan la clandestinidad que les proporciona la noche. Y así, siempre sonriendo, llegan al final, sin respirar, para darse un beso: hay que hacerlo despacio, ella lo recoge mientras él lo posa en su boca. En ese momento, quedémonos con la expresión del brazo de ella y las manos de él: danza o gesto, ambas cosas a la vez. Están deliciosos los dos.

y siguiendo con lo nuestro…

… ya nos quedaría sólo una última cosa para que el gozo sea completo: hablar algo de eso, de lo que es estar realmente enamorado, con verdadera autenticidad. Pensar y ponernos en la tesitura de alguien que siente una invasión total y placentera de todo su ser, una ocupación de mente unida a un cuerpo que pide a otro a gritos, y para quien el deseo se manifiesta más fuerte en la ausencia y el amor en la presencia.

Y aquí, ahora, os dejo con Ángel y Alessandra y con un ratito para vuestra propia ausencia.

Paso a dos de Romeo y Julieta. Escena del balcón. Final del primer acto. Teatro de la Scala Milán. 2000. En youtube por Y1MT, 09/01/2011.

[youtube=http://www.youtube.com/watch?v=a04IcHI1fFQ]

 

 

Para quien quiera seguir un poco más, me traigo también el otro gran paso a dos de la obra; el diálogo que mantiene la pareja justo antes de despedirse, en el tercer acto, después de haber pasado la noche juntos. Podría ser de la siguiente manera:

Julieta: Cógeme, pero no me cojas; vete pero no te vayas; auséntate lo imprescindible para que no estés en peligro y luego vuelve… y mientras tanto no te olvides de quererme.

Romeo: Sí, lo que tú desees, pero no te angusties, por favor; el odio de fuera no va a pasar, antes el amor debe cambiar de suerte y nosotros de lugar.

Tercer acto. Teatro de la Scala Milán. 2000. En youtube por timpers, 27/12/10

[youtube=http://www.youtube.com/watch?v=LCVaPERBzIs]