Éste es el barco de una persona que igual podría ser una moneda girando sin cesar sobre su canto; silenciosa, sin hacer ruido. Moneda, no porque tenga dos caras, sino porque tiene dos vidas, y las dos se relacionan con la expresión. Ser periodista y haber bailado la mitad de una vida, o ser bailarina y ejercer de periodista la mitad de otra, puede parecer, de mano, un raro binomio. Pero no lo es tanto; de hecho es todo lo contrario. La realidad tiene movimiento y es perpetuo; la física de lo vivo y de lo muerto es perenne, igual que la letra y el arte que tratan de explicarla.